Amor y pedagogía de Miguel de
Unamuno.
Capítulo
XVRosa, hermana de
Apolodoro, está muy enferma. Su enfermedad hace que sus días se conviertan en años. Don
Avito, su padre, lo sabe e intenta ayudarla con su ciencia. Rosa muere, y Don
Avito la mira y piensa en los procesos fisiológicos, para él eso no es importante, cree que la muerte de su hija es normal, tarde o temprano ocurre y no le da mas vueltas.
Apolodoro no se siente
agusto en esa situación, su hermana muerta y su amada Clara de la cual creía que ya no estaba enamorado se casa con
Federico.
Apolodoro desea ser inmortal, la inmortalidad que le puede dar un hijo.
Apolodoro firma unos papeles de testamentos y loco se encierra en su habitación, el quiere morir, y acaba con su vida
ahorcandose. Don
Avito se alerta por la
inpuntualidad de su hijo y decide visitarle, al entrar en la
habitación se queda de piedra delante de su hijo ahorcado sin vida, en ese justo momento siente el amor, siente que quiere a su hijo con toda su vida y deja de lado su obsesiva
pedagogía. Don
Avito cree que se ha equivocado con su hijo y ya no podía hacerse atrás, empieza a llorar como un niño y entre ese mar de lágrimas le queda solo Marina.
Don
Avito Carrascal siente el dolor, el "amor", y todos esos sentimientos que su pedagogía le estaba quitando. “El Amor había vencido”